- Precalentamos el horno a 180 grados calor arriba y abajo sin ventilador. Esto es importante, porque estos bizcochos tienden a hacer mucho copete si ponemos el ventilador harán mas todavía.
- Mezclamos la leche con el zumo de limón o vinagre y reservamos (este será nuestro buttermilk casero)
- Tamizamos la harina junto a la sal y el cacao y reservamos.
- Aparte batimos bien el aceite junto con el azúcar y agregamos los huevos uno a uno hasta que nos quede una mezcla esponjosa y uniforme.
- Agregamos el extracto de vainilla y mezclamos.
- Añadimos el colorante extra rojo a la mezcla de leche con limón o buttermilk. Este paso lo hago así, porque tendrás una idea bastante aproximada de cómo quedará el color de tus bizcochos.Si crees que no ha cogido la intensidad de color que quieres puedes añadir un poco más, otro truco es quitar un poco de cacao a la receta para que el color sea más intenso.
- Añadimos la mezcla de la harina y cacao poco a poco a la mezcla anterior alternando con el buttermilk, comenzando con la harina y terminando con ella.
- Mezclamos el vinagre y el bicarbonato y lo agregamos a la masa anterior mientras removemos hasta integrar.
- Repartimos la mezcla en los tres moldes que habremos engrasado bien con spray desmoldante para facilitar el desmoldado.
- Horneamos durante unos 30 minutos o hasta que al pinchar con una brocheta esta salga limpia.
- Dejamos enfriar unos 15 minutos sobre una rejilla y desmoldamos envolviendo en film plástico.
- Llevamos en caliente a la nevera o al congelador porque así atraparemos la humedad.